Sharon Stone
Tu,
yo,
nosotros un instante,
el tiempo se ahueca,
el aire se para,
ya no me pertenece,
respiro
por donde tu respiras.
Tu mirada,
se hace media sonrisa
oblicua,
perversa,
tu boca
distante
invita
a morder la granada,
rebosante
en tus labios.
Tus rasgos
madurados,
quebrados
en hielo
trabajado en tiempos mejores
por otros alfareros
que te trabajaron cubista
picassiana,
a golpes de dolores
inapreciables
a la vista
y al alma
que vive
y no transgrede.
Tomas un cigarrillo
indolente. Jugueteas con él
entre tus dedos,
ya se fue la prisa
hace tiempo,
lo pones entre tus labios
lentamente
en un movimiento elegante.
al desgaire,
enciendes una cerilla
la contemplas
como si en su trémula llama
se concentrara
lo que queda de tu vida.
la que me estas robando.
Aspiras el humo
como si fuera el último
de tus sueños,
y expiras
con toda tu fuerza,
como
si escupieras
tus heridas.
Y entre las volutas
distingo
tu risa provocativa.
tu hombro desnudo
de piel suave,
y en el cruzar
y descruzar de tus piernas
aparece el camino
que tus muslos
se asoman
al cruce de caminos
del extasis
Y mi deseo se desmadeja,
rompe todas las costuras,
y una mano incierta
escribe
y firma
este sueño,
y pendiente de un hilo
que teje y desteje
el universo,
queda para siempre
tu misterio.
José Huete Garcia
